viernes, 16 de junio de 2017

Seguimos estando presentes en pruebas importantes

Se ha hecho esperar la crónica de la participación de nuestros socios en pruebas de cierto interés, y no nos referimos al interés que tenían por llegar a meta precisamente. Al final, no sabremos si ha tardado más el protagonista en escribir la crónica o en terminar las pruebas, o incluso el bloguero en subirla, pero al final lo que nos interesa es que nuestros socios siguen estando presente en las pruebas de referencia, representando a este maravilloso club del que todos formamos parte.
Vuelve a ser Quico el valiente que se ha atrevido con la Nor3xtrem en la edición de este año y como le supo a poco, se fue hasta Montejaque para hacer "La Sufrida", aunque el resto pensamos que se fue a hacer fotos, porque cada media hora recibíamos una a través de alguna red social.
Como no ha sido breve resumiendo, os dejamos su experiencia en estas pruebas:
     "Con el objetivo marcado desde principio de año en participar en alguna de las grandes rutas en bici de carretera, marqué en el calendario el 7 de Mayo, La Nor3xtrem, pues me encantó la primera edición en la que participé.
No llegué a la cita en muy buena forma física, no por falta de tiempo para entrenar, sino más bien por lo friolero que soy y la pereza que me da salir en bici con frío, viento y lluvia (esto último poco me ha molestado por desgracia este año), yo con menos de 25ºc no soy persona
Partí solo dirección a Hervás con muchas ganas, pues llevaba mirando el pronóstico del tiempo unos días y eran buenas noticias; sol radiante, lo que a mí me gusta.
       Una vez en Hervás, recogidos el  dorsal y bolsa del corredor,  saludo a otros conocidos y me dirijo al aposento, Albergue Valle del Ambroz, un lugar precioso, junto al río que le da nombre a todo el valle y comarca, con un trato excelente de sus responsables. Me alojo en uno de los chozos con otras 4 personas más que iban a realizar la Nor3xtrem. Una vez todo colocado en la taquilla y el catre hecho, bajo dando un paseo a Hervás para cenar. A las 22:30 vuelta al chozo a descansar porque nos iba a   hacer falta. A las 6:15 toca diana, no dormí muy bien; a las 3:00h. me desperté con un poco de frío, no me levanté a coger otra manta por no molestar al resto de compañeros con los que compartí alojamiento, así que aguanté hasta la diana, dudo que durmieran bien  con mis ronquidos a no ser que fuesen de sueño profundo, Jaime Delgado es testigo en primera persona de lo que han podido pasar estos pobres. Desayuno en el mismo albergue y aunque los que me conocen saben que no cambio un buen prado por nada,  tuve que hacer un par de visitas al Roca. 
            A las 7:40 ya estoy en la línea de meta, con todos mis chismes puestos, manguitos y braga, porque hacía un poco de rasca, aunque ya algunos me decían que no era para tanto, yo a lo mío, prefiero pasar calor. Allí coincido con los compañeros del club de Zafra Bicicletas Pimienta y los Extremadurasur Bikes Carriles de Llerena, saludos y fotos.
             A las 8:10 salida con buen ritmito hasta llegar a la N-630 donde la Guardia Civil de Tráfico comienza a retener a la cabeza, llegando a Villar de Plasencia con casi todo el pelotón agrupado comienza la primera subida, donde el amigo Manolo Llanos me preguntaba si quedaba mucho para Hornachos, ¡qué murga medio en algunos tramos de la ruta!.
            Bajando el Torno, antes de llegar a la N-110, y circulando a más de 65 k/h, escucho un fuerte ruido en la rueda delantera, paro como puedo a la derecha y lo que me imaginaba; ¡radio roto!, por lo que decido bajar muy despacio hasta el avituallamiento un par de km más abajo. Aquí me planteo hacer la corta o seguir, aunque me daba un poco de miedo…Al final opto por seguir.
            Una vez que nos dan larga después de media hora de parón obligado, comenzamos a subir dirección Casas del Castañar, donde aprovecho para intercambiar unas palabras con Alejandro Díaz de la Peña, al que le pregunto que le pareció el trazado de este año de la Maratón Desafío de la Magrera, y me comenta que le gustó mucho, y que la subida a la Magrera por la cara Este es muy dura. El continua y yo a lo mío, pensando si aguantará la rueda hasta el final y cómo voy a bajar los puertos de Piornal y Honduras.

            Antes de Casas me encuentro, mejor dicho, me encuentra, el amigo Francisco Enrique Suarez, intercambiamos unas palabras y le comento lo del radio roto, ¡menos mal!,  me dice que pare, que cerrando viene Bikes Raúl y que él me lo solucionará en un momento. Así lo hago, espero unos 10 minutos y veo la salvación llegar a mí, me cambia la rueda y ni siquiera me pide datos, dice que me conoce de sobra, (ya le van conociendo a uno aunque no sea por ganar carreras).
            Comienzo a remontar y dejar a tras a otros compañeros pensando que ya no iba a ver más paradas obligatorias por lo menos hasta Piornal, ¡error!, en Jaraíz de la Vera otro parón. Bebo un poco de coca cola, una bebida isotónica amarilla muy mala de sabor, como un plátano y sandía…¡y al lío!.
            Salgo en cabeza, aunque pronto me empiezan a adelantar hasta el carrito de los helados. Antes de llegar a Garganta, me vuelve a pasar Manolo Llanos y Benito Madrid, y me vuelve a preguntar Manolo si queda mucho para Hornachos, ¡el capullo me estaba haciendo guerra psicológica!, sabe que estoy más fuerte que él y es de la única forma que me puede batir, ¡ja ja ja….!
            Comienzo a subir Piornal a mi ritmo cansino, el único puerto que no conocía de la ruta, el asfalto estaba en algunos tramos un poco roto, pero se compensaba con lo bonito del entorno. Tardo 50 minutos en hacer los 13 km, según el segmento de Strava.
            Llego al pueblo de Piornal y me encuentro con todo el mundo parado, iba con unas ganas de hacer pis de la leche, pero ni un bar ni descampado cerca, así que… a aguantarse. Allí charlo un rato con el amigo Braulio  y Quini, el jefe de filas del Extremadurasur Bikes Carriles. A pesar de la hora que era ya, decido volver a ponerme los manguitos para la bajada, pues estaba cogiendo frío allí parado, con un montón de tíos deseando llegar abajo a todo leche  la sentí bastante peligrosa.
            Pasado Navezuelas, paro para hacer un pis, pues tocaba el plato fuerte de la jornada, el puerto de Honduras. Paro en el avituallamiento que hay sobre la mitad del puerto y me” jarto “de beber coca cola fresquita que me resucita. A falta de un par de kilómetros para coronar, me entra un fuerte dolor en la planta del pie izquierdo, no sé qué hacer para que desaparezca, me pongo a pensar en mis cosas y al rato ya no me acuerdo de la molestia o realmente es que ha desaparecido. Tardo en subir los 13’5 km 1’13 h, mi mejor tiempo de las tres veces que lo he subido. Esta vez no me adelantó Manolo Llano, vendría detrás, jajaja, ya sólo quedaba la bajada que en su tramo final es espectacular.
            Llego a meta con 164 km y un tiempo de 6’54 horas. Paso por el pabellón para buscar a Bikes Rául para dejarle su rueda y darle las gracias, pues sin ella seguramente hubiese abandonado.

              La comida estuvo  estupenda, aunque yo después de estos caldeos no me entra nada en el estómago; sólo caldo, aún así, me comí un plato de pasta fría y un yogur.
            Destacar que durante el transcurso de la ruta  fueron muchos los  que al ver el maillot del club me hicieron comentarios sobre” La Maratón Desafío de la Magrera”, afirmando que  este año nos hemos coronado con el trazado, tanto el de la Maratón como el de la Ultra y que la subida a la Magrera, a pesar de que todos me dijeron que tuvieron que poner pie en tierra alguna vez, fue espectacular, y que ya era hora que tocase hacer una en seco, asegurándome  que en 2018 allí estarían otra vez.
            Organización 10, entorno 10, comida 10. El pero: esos tres parones demasiado largos.
Como se ve que no quedé muy harto de bici en la Nor3xtrem, al día siguiente hago el pago de LA SUFRIDA, ya el nombre asusta, pues el año pasado me quedé con ganas de hacerla, me lo impidió la caída que tuve dos semanas antes en la Titan de Las Villuercas, así que como tenía esa espinita clavada este año iba a sacármela.
            Esta vez no me desplace sólo, pues fui con el amigo Braulio y Quini, con los que quedé en Llerena para poner rumbo con su” fragoneta” a Montejaque (Malaga).
            Según nos íbamos acercando a Montejaque, iba teniendo conciencia de lo que me esperaba el día siguiente, ellos ya la conocían de otras veces, yo era la primera vez que hacía ruta con bici de carretera por esos lares,  excepto el año 2010  hice un tramo de la Trasandalus, desde Rota a Antequera, pasando por la serranía de Ronda y Grazalema con los vascos que conocí haciendo el camino de Santiago en el año 2008.
            Llegamos al pueblo de Montejaque por una “carreterucha” de poco más de dos metros de anchura con un barranco a la derecha que daba miedo sólo de mirar hacia él. Pasamos por el pabellón a recoger los dorsales y allí coincidimos con Miguel Ángel Pozuelo.
            Ponemos rumbo a Ronda que se encuentra a unos 20km, donde vamos a pasar la noche, y al llegar nos encontramos todo lleno de gente, much@s vestidos como de bandoleros o algo así, calles cortadas que nos impedían llegar al parking, al final encontramos uno que yo creo que era el más caro de la ciudad, según preguntamos se trababa del fin de semana “RONDA ROMÁNTICA”.
            Quini, Braulio y Pozuelo se van para su aposento y yo para el mío, que distaban a unos 200 metros uno de otro.
            Damos un paseo por Ronda, unas fotos y a cenar en todo el centro con un gentío de la leche.

            A las 23:30 ya está el tío en el catre, duermo bien, no extraño el aposento, y a las 5:55 diana, habíamos quedado para salir a las 6:15. Desayunamos en un bar del polígono de Ronda, Según nos comentan la noche anterior, a esas horas sólo hay dos bares abiertos en toda la ciudad.
            Llegamos a Montejaque, descargamos las bicis, preparamos todos los bártulos, nos hacemos fotos de rigor y para la línea de salida.
            A las 8:10 nos dan salida después de recalcar las normas de la ruta (castellano e inglés), según vi en el listado de inscritos había muchos “güiris”, ahí pensé: ¡ madre mía lo que me queda por delante!, ¿seré capaz de terminar este reto? . No hemos salido aún del pueblo cuando ya nos hacen la primera parada (5 minutos), esto no pinta bien. Por fin nos dan larga a nuestro ritmo, los primeros 3 km en subida, y cuando se lleva circulado unos 8 km, en la bajada que lleva al pueblo de Montecorto, parón obligado por la Benemérita hasta el pueblo.
            El primer puerto en subir es el Muro, no muy largo pero con algunas rampas duras, allí nos adelanta uno que lleva música en algún dispositivo en el maillot, iba animando en la subida, debía llevar buena batería porque me vuelve a pasar a los 70 km y seguía con su música animando.
            Bajando Los Villalones coincido con el amigo Braulio,  y sobre el Km 30, nos vuelven a retener y nos llevan en grupo hasta el Km 45, ¡qué poco me gusta esto!, sobre todo en las bajadas. Se bordea el pantano de Zahara-El Gastor y comienza el plato fuerte de la jornada, subida al puerto de Las Palomas, unos 11 km. Braulio se queda en el avituallamiento  yo no paro, pongo mi ritmo cansino y al lio. Llega un momento en el puerto que se ve casi todo el tramo final de la subida, y hasta donde me alcanzaba la vista ya iban subiendo los primeros máquinas. Miraba hacia arriba y por un momento pensé que con el desarrollo que llevaba yo eso no lo subía. Al final, una vez que coronas piensas que no era para tanto. Paro en el avituallamiento del alto del puerto, como, bebo algo y para el siguiente; El Boyar.
            Corono El Boyar, puerto cortito por esta vertiente, y aquí viene el tramo más largo en bajada de toda la ruta, pero… ¡cual es mi sorpresa! cuando a mitad de la misma me encuentro a todos los que iban delante de mí 200 o 300 ti@s a velocidad de tortuga, 20Km/h., ¡qué peligro!. Decido parar y hacer un pis, y dejar que se aleje un poco el pelotón, pues llevaba las manos doloridas de tanto frenar. Continúo y vuelvo a coger el pelotón antes de la localidad del Bosque, donde nos vuelven a parar otros 15 minutos. Aprovecho para comer y beber algo en el avituallamiento, donde coincido con el amigo y compañero Javi Molina Lozano, quien fue ganador en dos ocasiones del Desafío de La Magrera, charlamos un rato hasta que nos dan salida dirección Ubrique.
Desde El Bosque, km 88, hasta Los Alamillos, km 110, cada uno a nuestro ritmo, y otro parón. .Por fin nos dan larga, y mi mente pensando; ¿dónde nos volverán a parar otra vez?.
            Llego a Montejaque, momento decisivo, allí veo la meta a mi derecha para los que sólo hacen los primeros 140 km, y un avituallamiento a la izquierda para los zumbados que decidan continuar otros 80 más, entre ellos yo. En este punto el factor psicológico es muy importante, yo diría más que el físico, pues son las 14:50h aproximadamente, con 30º a la sombra, y sabes que te quedan por buena cuenta otras 4 horas más o menos de bici con la que estaba cayendo. Yo a lo mío, como, bebo y a seguir que para eso hemos venido, a Sufrir.

            Lo que queda de ruta lo hago prácticamente sólo, bueno acompañado de “Lorenzo” ¡qué no veas como pegaba!, pero yo el calor lo aguanto bien, no hay miedo. Comienzo la bajada de Montejaque a toda prisa dirección al cuartel de la Legión de Ronda, pues si llegas más tarde de las 15:45 cierran las puertas y tienes que dar un rodeo extra en subida. Llego con hora de sobra y aprovecho para hacerme un selfie¡, con un Tte. Legionario, muy simpático el chaval. Como y bebo algo, cruzamos el cuartel y continuamos que nos queda tela.
            Comienzo a subir Puerto Sáuco, aquí coincido unos 3 km con una Máster 50, que mediría 1’50 y pesaría 45 kg, ¡pero no veas como andaba! Y que me dejó atrás y ya no la volví a ver más.
            Paro en Los Villalones a comer sandía fresquita y un plátano, lleno un bote de agua fría, lo mejor de todo es que había agua y coca-cola fría en todos los avituallamientos, y comienzo a subir Montecorto por la vertiente que bajamos a primera hora. El sol ya calentaba de justicia, pero aún quedaba otro plato fuerte; los puertos de Gaidovar y Los Alamillos, por la zona de Grazalema.
            No pensé que era tan largo el primero, o es que ya iba pidiendo la hora del reloj, el caso que se me hizo eterno, y por si fuera poco a mitad del primero me empieza el dolor en la planta del pie izquierdo, el mismo que subiendo el Pto. de Honduras unas semanas antes. No sabía cómo pedalear, pero no me quería parar, no quería que me alcanzase el vehículo de cierre de carrera, así que continúo a duras penas como puedo.
            A falta de unos 500 mts para coronar, antes de la bajada al pueblo de  Grazalema, hay una fuente donde hay parados otros 3 compañeros, uno de ellos metido dentro del pilón, bajo de la flaca y me jarto de agua fresquita a pesar de poner que no era potable, me daba igual, en peores plazas hemos toreado. Aquí, mientras descanso un poco, saco el móvil para unas fotos y ver si hay alguna novedad y leo en un wasap que Braulio ya estaba en meta, que se había quedado en el primer paso. Esto me pone nervioso, pues pensaba que venía detrás y ahora mi mente solo pensaba que ya habría llegado también Quini y me iban a tener que estar esperando más de una hora.  Salgo a todo lo que puedo que no era mucho lo que podía ya para intentar llegar cuanto antes.
Por cierto, toda la zona de Grazalema preciosa.
Subo el puerto de Los Alamillos y ni paro en el avituallamiento, pues llevaba agua de la fuente y algo de comer aún, y los 20 km que quedaban eran más de bajada que de subidas. Llego sobre las 19 horas a Montejaque, y al cruzar la meta escucho como el speaker dice mi número de dorsal y al club al que pertenezco, “dorsal 600 del club hornachos.es”, me hizo gracia, pero claro se ve mejor el patrocinador de la equipación que el nombre del club. Por fin me relajo y pienso la que me he metido ”pal” cuerpo, si me llegan a mandar obligado no vengo ni de coña,  pero la espinita del año pasado me la he quitado, he sufrido y disfrutado al mismo tiempo…¡es lo que tiene esto de las dos ruedas!.
            Entro en la posición 52 de la general, no sé de cuantos, pues creo que en un principio íbamos unos 350 para hacer la ruta larga, pero muchos abandonaron a los 140 km. Al final 10 horas montado sobre la bici, para hacer 215 km con 4.700 mts positivos.
            Ya sólo quedaba buscar a Quini y Braulio que me estaban esperando para ducharnos, comer algo y recoger los regalos.

            A las 20:30 salimos para casa comentando las anécdotas del día, nos espera un buen trecho, no sin antes parar en Sevilla, pues Quini y Braulio tenían ganas de comerse un Serranito, ¡son peor que una lima sorda!,  yo sólo caldo.
            En Llerena nos despedimos los tres y partimos cada uno para nuestra casa, dándole las gracias a mis dos compañeros de viaje y ruta por dejarme  acompañarles en esta aventura.  
         Por último comentar que el trazado, entorno de la ruta, los avituallamientos y voluntarios son de 10, pero las paradas tan largas, y sobre todo los reagrupamientos en bajadas tan pronunciadas y largas no me gustan nada, creo que son un peligro."